sábado, 21 de abril de 2012

LA ABOLICIÓN DE LA ESTUPIDEZ (fragmento de The Illuminati Papers, de RAW)


TheIlluminati Papers es una colección de ensayos y escritos de Robert Anton Wilson publicados por primera vez en 1980. Es como una especie de recopilación de ‘bootlegs’ o ‘inéditos’ de la Trilogía ¡Illuminatus! (y de su 'otra' trilogía, menos famosa, "El Gato de Schrodinger") donde amplía los pensamientos de los personajes que, incluso, son autores (como en este caso) de lo que estamos leyendo. Este recurso no es nuevo; en ¡Illuminatus! hay varios ejemplos de los personajes como autores (Nunca Chifles Mientras estás Meando, de Hagbard Celine, Telémaco Estornudó, de Atlanta Hope, etc.), pero siempre es bueno reencontrarse con ellos y leer sus ideas, o las de su alter ego Mr. RAW…





Traducción: Mazzu Stardust



CAPILLA DEL LIEF ERIKSON, LEGIÓN DE LA DISCORDIA DINÁMICA, ENSAYO DE OPINIÓN

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La Abolición de la Estupidez





Por Hagbard Celine







Dos hombres eminentemente inteligentes, R. Buckminster Fuller y Werner Erhard, han propuesto que podríamos y deberíamos abolir la hambruna para el final de este siglo.



Dicha meta es racional, práctica, y deseable; por lo tanto es denunciada como utópica, fantástica y absurda.



Deseo proponer una meta similar, también racional, práctica, y deseable, y que también será denunciada como utópica, fantástica y absurda.



Sugiero una guerra Mundial contra la Estupidez.



A pesar de que los estúpidos se sentirán resentidos con esto, estas ideas van dirigidas a aquellos que no son totalmente estúpidos, o que no son estúpidos todo el tiempo, es decir, a esos individuos escasos que tienen momentos de lucidez ocasionales.



Los argumentos de esta Idea Revolucionaria son los siguientes:



1 – A pesar de que uno suene satírico al decirlo, este planeta parece estar controlado y habitado ampliamente por personas nada razonables. Tal vez Voltaire exageraba al decir que para comprender el concepto matemático del infinito hay que contemplar los alcances de la estupidez humana; pero la situación es casi tan mala como esa. Para mencionar algunos ejemplos que he vivido: Hitler asesinó a seis millones de judíos por “razones” que eran completamente dementes; Joe McCarthy condujo una loca cacería de brujas contra los comunistas que arruinó a mucha gente inocente y que nunca logró descubrir ni a un solo comunista verdadero; Anita Bryant, en este momento, está haciendo campaña con una cruzada que parece salida del siglo XIII contra los homosexuales; etc.



Casi no es una exageración decir que millones de seres humanos han sido irracionalmente asesinados como chivos expiatorios a lo largo de la historia. Ya que todos pertenecemos a una minoría u otra, cualquiera de nosotros podría ser el blanco de la próxima cacería de brujas, y si nos queman, no hay nada que la criogenia pueda hacer para preservarnos.



La estupidez ni siquiera es una característica exclusiva de los estúpidos; a diferencia del sacerdocio, no necesitas tener “vocación”. Parece ser una perturbación socio-semántica contagiosa que, en algún momento u otro, nos aflige a todos. Se pueden encontrar ejemplos notorios en las vidas de “los Grandes”, tales como Simon Newcomb (el astrónomo que descubrió a Neptuno) quien “demostró” matemáticamente que era imposible que algo más pesado que el aire pudiese volar, o la Academia Francesa negándose a examinar la evidencia de meteoritos durante el siglo XVIII, etc. (Algunos podrán incluir los intentos continuos de Einstein para refutar el factor aleatorio de la mecánica cuántica como otro ejemplo de estupidez en una mente brillante.)



En líneas más generales, como Thomas Kuhn ha mostrado en La Estructura de la Revolución Científica, una medida exacta de la extensión de la estupidez entre los eruditos nos llega a través del hecho de que cada revolución científica parece saltearse toda una generación. Según la exhaustiva documentación de Kuhn, este salto generacional parece ser provocado porque los científicos más viejos casi nunca aceptan un modelo nuevo, por bueno que sea, y la revolución solo puede ser consumada cuando una segunda generación, con menos prejuicios, examina los modelos viejos y los nuevos objetivamente y determina que lo nuevo es más útil.



Entonces si la ciencia, el paradigma de lo racional, está infestada con suficiente estupidez como para causar este salto generacional generalizado, ¿qué podemos decir de la política, la economía y la religión? Los desfases temporales de miles de años parecen ser normales en esas áreas.



En efecto, fue principalmente la contemplación de la historia religiosa lo que llevó a Voltaire a concluir que la estupidez humana se aproximaba a lo infinito. El estudio de la política es a penas poco más inspirador, y cualquier examen de los debates económicos nos sugiere con firmeza que los teólogos de la Edad Media todavía están entre nosotros, operando en una nueva área.



No deseo extenderme más en este tópico, ya que ha sido ampliamente tratado por Jonathan Swift y Mark Twain, entre otros. Resumamos el asunto diciendo que la estupidez ha asesinado y encarcelado a más genios, ha quemado más libros, ha masacrado más poblaciones, y ha bloqueado el progreso con mucha más eficacia que cualquier otra fuerza en la historia. No sería una exageración decir que la estupidez ha matado más gente que todas las enfermedades conocidas por la medicina y la psiquiatría.



Se han ensayado varias curas, por supuesto. Sócrates creyó encontrar la cura en la dialéctica, Aristóteles en la lógica, Bacon en el método experimental, durante el siglo XVIII se creyó que estaba en la democracia y la alfabetización universal, Freud creyó encontrarla en el psicoanálisis, Korzybski en la Semántica General, etc. A pesar de que estas invenciones han sido benéficas para algunos de nosotros durante algún tiempo, no han detenido los rebrotes mundiales de la plaga, y ni siquiera han abolido completamente los lapsos ocasionales de estupidez de sus practicantes más versados (incluyendo con énfasis a quien escribe).



2 – Si se pudiera incrementar la inteligencia, encontraríamos soluciones obvias con mayor rapidez para los escenarios apocalípticos actuales que nos atemorizan.



(A)  Por ejemplo, si cada científico que trabaja sobre el problema de los recursos energéticos pudiese incrementar su inteligencia en un factor de dos, el trabajo a realizar en diez años podría hacerse en cinco.

(B)  Si la estupidez humana general decreciese, habría menos oposición hacia las ideas y perspectivas nuevas sobre nuestros problemas viejos.

(C)  Si la estupidez decreciera, se derrocharía menos dinero en imbecilidades organizadas enormes, tales como la carrera armamentista, y habría más dinero disponible para los proyectos de extensión de la vida humana.



Los mismos argumentos pueden aplicarse a cualquier otra meta valiosa: la abolición del hambre y la pobreza, encontrar curas para el cáncer y la esquizofrenia, etc. No hay nada racionalmente provechoso que no pueda lograrse pronto si se incrementa la razón misma. Esto es virtualmente una redundancia, pero rara vez consideramos el corolario: trabajar para adquirir una inteligencia mayor es trabajar para lograr todas nuestras otras metas.



3 – A pesar de que la dialéctica, la lógica, el método experimental, la “democracia”, el alfabetismo, el psicoanálisis, y la Semántica General no han detenido los rebrotes mundiales de estupidez, han creado ciertas contrafuerzas: enclaves de racionalidad (comparativa) donde los seres humanos funcionan (comparativamente) con menos estupidez que la habitual en esta especie de primates domesticados. “Nosotros”, como especie, hemos aprendido algunas cosas de cada una de estas invenciones.



Aquellos entrenados en dialéctica no serán engañados por la retórica vacía de los demagogos más vulgares. A algunos, la lógica nos protege de las modas “intelectuales” (o anti-intelectuales) más absurdas de la época en que vivimos. El método experimental nos ha demostrado cómo evitar los escollos de la lógica puramente abstracta y conectar nuestra teorización con la realidad.



La democracia y la alfabetización han hecho que estos descubrimientos estén, al menos potencialmente, al alcance de las grandes masas en vez que en manos de pequeñas elites, aunque siga siendo cierto que puedes guiar a un tonto hacia la sabiduría pero no puedes hacerlo pensar. El psicoanálisis nos ha mostrado por qué hasta la persona más “racional” puede estar sujeta al pensamiento irracional compulsivo. La Semántica General ha expuesto los reflejos neurolingüísticos que nos dificultan abandonar un modelo viejo y aceptar uno nuevo, y nos ofrece algunos trucos bastante útiles para romper dichos reflejos.



Pero apenas ha avanzado la psicología desde Freud, la psiconeurología desde Korzybski, y la psicología conductual desde Pavlov. Estamos en el umbral de un gran avance en la guerra contra la estupidez, como también seguramente estamos cerca de alcanzar la Extensión de la Vida humana y la Migración Espacial. Los efectos de la Revolución de la Inteligencia incluso pueden demostrar ser más amplios que los de los saltos cuánticos de la industria espacial y los de la longevidad.



4 – El Dr. Nathan Kline, que podría ser llamado conservador en el área de la neurofarmacología (en la misma escala en la que el Dr. Timothy Leary es radical y el gobierno de EEUU es reaccionario), ha predicho en su libro Drogas Psicotrópicas del Año 2000 que dentro de 20 años tendremos drogas para mejorar la memoria, drogas para borrar recuerdos desagradables, drogas para aumentar o disminuir las emociones, drogas para prolongar o acortar la niñez, drogas para ayudar o impedir la conducta maternal, etc. No se requiere de mucha imaginación para ver que dichos químicos nos permitirán adquirir un mayor control sobre nuestros sistemas nerviosos de lo que jamás se haya considerado. Obviamente, la gente usará y abusará de esas drogas de diferentes maneras, deseables o no, pero los más inteligentes las utilizarán de la manera más inteligente, es decir, para incrementar su propia libertad neurológica, para desprogramarse de patrones irracionales, y en general para expandir su consciencia e incrementar su inteligencia.



El potencial para una revolución neurológica implícito en tales avances psicofarmacológicos debería ser claro para cualquiera que tenga un mínimo conocimiento incluso de un psicodélico tan primitivo como el LSD. (Uno de los hechos menos conocidos sobre el LSD es que el único proyecto de investigación con dicha sustancia en los EEUU, en el Spring Grove Hospital de Maryland, probó un incremento de un 10% en la inteligencia de todos los sujetos; ver Psychedelics Encyclopedia, de Stafford.)



Walter Bowart ha documentado exhaustivamente en Operación Control Mental que la hipnosis con neuroquímicos es más efectiva que la hipnosis ordinaria; que la terapia conductual con neuroquímicos es más efectiva que la terapia conductual ordinaria; y que cualquier técnica de alteración mental es más efectiva con neuroquímicos que sin ellos. La evidencia de Bowart fue tomada de la malversación o perversión de dichas técnicas por parte del ejército de EEUU y la CIA en la investigación sobre el lavado de cerebro, pero no hay motivos por los cuales libertarios y humanistas no puedan utilizar dicho conocimiento para decondicionar y desprogramar en vez de solo reacondicionar y reprogramar. Ya han sido dados principios seguros y cuerdos para ese tipo de expansión mental y liberación de la inteligencia en libros tales como Programming and Metaprogramming in the Human Biocomputer del Dr. John Lilly, Neuropolitics, del Dr. Leary, y LSD: The Problem-Solving Psychedelic, de Stafford y Golightly. Nótese que estos libros tratan solamente de la liberación de la mente vía LSD, pero aquí estamos hablando de sustancias más precisas y predecibles. (Por favor, relea la última oración).



5 – Si la psicofarmacología está comenzando a darnos la opción de programarnos, desprogramarnos, y reprogramarnos a voluntad, estamos entrando a una nueva etapa de la evolución. Más que el psicoanálisis, la Semántica General, el Análisis Transaccional, el est (Erhard Seminars Training, Seminarios de Entrenamiento Erhard), o cualquier otra técnica de alteración mental del pasado, la neuroquímica representa un verdadero salto cuántico hacia un nuevo nivel de libertad: el sistema nervioso humano estudiándose y mejorándose a sí mismo, la inteligencia estudiándose y mejorándose a sí misma.



Para ser aún más específicos y definitivos sobre el tema, consideremos la encuesta McGraw-Hill de octubre de 1975 sobre la opinión científica en lo relativo a los avances que pueden esperarse antes del 2000. La mayoría de los neurocientíficos de la encuesta pronosticaron drogas específicas para incrementar permanentemente la inteligencia humana (ver No More Dying, de Kurzman y Gordon, pág. 4). Guardé esto para mencionarlo después de las predicciones más generales de Kline y así evitar la impresión de que estoy hablando solamente de incrementar el tercer circuito del coeficiente intelectual lineal. Hay otros siete tipos de inteligencia.



6 – Hay un bucle de retroalimentación directa entre la psicofarmacología y las otras ciencias cerebrales, como la electro estimulación cerebral (ESB por sus siglas en inglés electrical stimulation of the brain), y la bio-retroalimentación, etc. Como dice William S. Burroughs “cualquier cosa que puede hacerse químicamente, puede hacerse a través de otros medios”. Jean Millay, y otros, han demostrado que el yoga sumado a la bio-retroalimentación produce el desprendimiento de conjuntos de marcas emotivo-perceptuales de manera más acelerada que con el yoga solo. John Lilly ha reproducido los efectos del LSD con sus tanques de aislamiento. Con ESB, José Delgado ha producido muchos efectos encontrados anteriormente solo con drogas.



Para los alarmistas es trillado advertirnos que el arsenal completo de neurociencias sinérgicamente interconectadas que ahora está evolucionando va a permitir que los gobiernos inescrupulosos le laven el cerebro a poblaciones enteras de manera más efectiva que nunca. Necesitamos comprender que la misma tecnología, utilizada sabiamente por hombres y mujeres inteligentes, nos puede liberar de cualquier forma de rigidez neurótica e irracional, permitiéndonos sintonizar y enfocar nuestros sistemas nerviosos de manera tan simple como sintonizamos y enfocamos nuestros televisores, encendiendo o apagando cualquier circuito a elección.



¿Por qué estar deprimido cuando puedes ser feliz, por qué ser tonto cuando puedes ser listo, por qué estar agitado cuando puedes estar tranquilo? Obviamente, la mayoría de la gente está deprimida, es tonta, y se agita todo el tiempo porque no posee las herramientas para reparar y corregir los circuitos dañados o defectuosos de su sistema nervioso. La Revolución Neurológica (química, eléctrica, de bio-retroalimentación etc.) nos proporciona dichas herramientas. Esta Revolución de la CABEZA tiene al Principio del Placer como combustible. Esto es, cuanto más libertad interna consigues, más quieres; es más divertido ser feliz que estar triste, más disfrutable elegir tus propias emociones que padecerlas gracias a los procesos glandulares mecánicos, es más placentero resolver tus problemas que estancarte en ellos para siempre.



En otras palabras, el Incremento de la Inteligencia significa la inteligencia estudiando a la inteligencia, y lo primero que descubre es que cuanto más inteligente te vuelves, más divertido es el intento de volverte aún más inteligente. (Lo cual es solamente otra forma de decir que, al menos neurológicamente, cuanta más libertad consigues, más divertido es trabajar para conseguir una libertad mayor.) Nadie es más interesante para cualquier persona que ese personaje misterioso al que llamamos “yo”, lo cual expone por qué la autoliberación, la autoactualización la autotrascendencia y etc. son los juegos más excitantes que existen. Esta retroalimentación hedonística explica por qué todos aquellos que han dado el primer paso en el camino hacia la libertad neurológica nunca pueden conformarse al detenerse allí, sino que se proyecta hacia el próximo paso, y al próximo y así hasta la eternidad – o toda la ‘eternidad’ que pueda brindarnos la Extensión de la Vida humana.



7 – Resumiendo, el Incremento de la Inteligencia es deseable, porque cada uno de los problemas que confronta la humanidad es causado directamente, o empeorado considerablemente por la estupidez prevalente de nuestra especie; es asequible porque los avances modernos en los campos de lo químico, eléctrico y otras formas de cambio mental nos están enseñando cómo alterar los reflejos establecidos, condicionados o aprendidos que previamente nos restringían; es hedonístico porque cuanta más libertad adquieres, más ventajas ves en buscar más libertad e incluso más inteligencia. Esto puede acelerar nuestro progreso hacia la Migración Espacial, la Extensión de la Vida, y hacia otras metas racionales, gracias a la creación de una racionalidad superior que trabaje en dichos temas; y puede brindarnos el conocimiento para evitar los resultados “malos” de la Migración Espacial y la Extensión de la Vida sobre los cuales nos advierten los conservadores.



Al igual que la muerte y la pobreza, la estupidez ha estado tanto tiempo rondándonos que la mayoría de la gente no puede imaginar la vida humana sin ella, pero ya se está volviendo obsoleta. A pesar de que muchos grupos con intereses específicos (políticos, clero, anunciantes, etc.) puedan beneficiarse con la estupidez, la humanidad como conjunto se beneficiará mucho más con su abolición. De aquí en adelante, deberíamos medir nuestros progresos hacia nuestras metas personales, y nuestras contribuciones al progreso mundial, en términos de ‘cuánto más listo me he vuelto el año pasado, el mes pasado, la semana pasada, HACE UNA HORA’.




1 comentario:

  1. articulo muy inteligente dada la envergadura de su creador, la estupidez es la cosa mas insensata de llevar en uno mismo, siendo cada día mas estúpido que el anterior

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